Nadie mejor que la Muerte para narrar una historia en la Alemania nazi de la Segunda Guerra Mundial como la que cuenta 'La ladrona de libros', una novela sobre el extraordinario poder de las palabras escrita por el australiano Markus Zusak a partir de los recuerdos familiares.
Zusak decidió escribir una novela sobre «ese pequeño porcentaje» de alemanes que se negó a respaldar los postulados de Hitler y que estuvo dispuesto a arriesgar su vida y la de sus familiares por ocultar a un judío en su vivienda. Y es este el perfil que comparten los pequeños héroes que protagonizan la novela, encabezados por Liesel, una niña que vive en una pequeña localidad cercana a Munich con sus padres de acogida, Hans y Rosa, y un judío, Max, refugiado en el sótano de la casa familiar.«Gente como ésta existió de verdad», asegura Zusak, a quien han acompañado «desde niño» las «increíbles» historias de sus padres, que vivieron su infancia en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial y que han inspirado en parte los personajes del libro. Liesel, que comparte sus juegos con Rudy (un muchacho inconformista que llega a pintarse de negro con carbón para parecerse al atleta Jesse Owens ganador de cuatro medallas de oro olímpicas en Berlín 1936), descubrirá el poder de las palabras cuando su padre le enseñe a leer en un libro que la niña robó en el cementerio donde fue enterrado su hermano. A partir de ese momento, Liesel irá construyendo un mundo paralelo, empleando otros libros que va robando poco a poco y las páginas que escribe para ella Max, quien llega a blanquear las hojas de 'Mein Kampft' para poder llenarlas de palabras nuevas. «La idea de poder escapar a través de las palabras me gustaba. Y eso es algo que descubre Liesel», explicó Zusak, que anteriormente publicó con éxito varias novelas juveniles.
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